Supongo que tendría que ser así, tal vez por desayunar a diario
frente a la serigrafía del Lluís Sitjar que cuelga en mi cocina durante más de
un año, o porque una fuerza divina ha decidido que no me sobresature a comer
pierogi en el crudo invierno polaco.
El caso es que en menos de un mes estaré en la isla de
Mallorca, casualmente de nuevo Enero y Febrero como hace dos años y con el mismo motivo, programa de residencia artística.
Me excita la
idea de ver el sol casi a diario, oler el mar, beberme una coca cola en la
playa, ver la luz amarillenta que se proyecta al atardecer sobre la catedral de
Palma, recorrer el casco viejo de Palma, recordar los tiempos de CRIDA, reencontrarme con mis amigos de la isla y lo que
más loca me pone es la idea de disfrutar de la comida mallorquina!!!.
En esta ocasión estaré en Alaró. Me gusta también la idea de vivir durante un
tiempito así en un pueblito pequeño, cerca de la Tramuntana, salir al campo y ver colores, flores y ovejas en medio del invierno.
En unas semanas preparo la maleta. Presiento un buen
comienzo para 2014, soleado y productivo. Y espero desde allí enseñaros algunas
fotos de la isla.
Mientras tanto sigo en Kraków, esnifando smog y deleitándome
con sus cables y antenas en cada esquina, bebiendo té con jengibre a lo loco y disfrutando el gorro rojiblanco que me ha traido Mikołaj hace unos días.