Estos días se me han juntado muchas sensaciones al volver a la ciudad, reencuentros con rincones llenos de recuerdos, redescubrimiento de las cosas y los sitios, vuelta a los viejos tranvías polacos, a los desayunos fuertecitos, a beber el té a todas horas, a despertarte a las 4.30 de la mañana porque es de día y a rehacer al cuerpo a nuevos horarios y otra dinámica.
Entre tantas sensaciones también las propias de la vida de ciudad a la que estaba o estoy un poco deshabituada, pues de la aldea de Combarro a esto hay una buena diferencia.
El clima no me ha dado el mejor recibimiento, estamos en Julio y el pasado viernes estábamos a 9 grados… pero bueno, a ver si sale pronto el sol!