... y así es a veces, voy caminando y me doy cuenta de cómo es Cracovia... veo los mismos sitios después de ocho años, unos más cambiados que otros y me viene a la cabeza la primera vez que me bajé del tranvía por ejemplo aquí en Basztowa LOT... no sabía ni dónde estaba... "¿qué es ese edificio, con eso ahí arriba?", mi amiga Marina en aquellos momentos lo definía frecuentemente como: "edificio apocalíptico", es imposible no recordar esas palabras cada vez que paso por aquí, lo cual en un momento llegó a causarme cierto respeto, hoy me parte de risa.
Cómo era entonces aquella manera de comprender el espacio, la ciudad, los sonidos... era algo extraordinariamente novedoso, y estos paisajes que de un año y medio a esta parte han pasado a formar parte de mi vida diaria aún no dejan de sorprenderme.
Me encanta esa sensación, me hace sonreír e imaginarme ocho años atrás con los dedos congelados en los bolsillos pero con la misma sonrisa. Ahora tengo los dedos más calientes porque llevo en los bolsillos corazones amarillos "escondidos" en una bolsa de plástico transparente.
Parece como si toda la nieve que había la primera vez que puse un pie en Polonia, que era mucha, se siguiese aún derritiendo en mi imaginación, poco a poco, para no enseñarme todo de golpe, de modo que haga calor, frío, llueva o nieve: me siento afortunada por vivir "el deshielo de mi vida", por vivirlo desde dentro, sorprendida y saborearlo con toda felicidad.