sábado, 27 de octubre de 2012

tarde en Café Szafé...






En los últimos días el trabajo en el estudio me ha cundido bastante y la otra tarde tras acabar un cuadro decidí: ¡tarde libre!. 

Un amigo tenía que hacer sus deberes consistentes en ir a un café, sentarse y escribir allí en portugués una historia cualquiera con la única condición de que comenzase: “Escribo en una pastelería…”.  Me propuso ir juntos al café más cercano a mi casa y crear la historia a medias, a mí me seducía la idea de hacer algo diferente a pintar o quedarme sentada en mi escritorio retocando fotos en Photoshop toda la tarde, así que allá fuimos a escribir alguna tontería juntos. Aunque en principio había entendido “imaginariamente” que cada uno escribiría sentado frente a frente algo diferente de manera individual, allí en el café donde nos habíamos encontrado hace tiempo una vez por accidente.  Me hacía gracia imaginar qué tipo de historias podrían contarse, pero no fue una tarde exitosa de iluminación literaria para ninguno. 

Pensamos que tal vez la mejor opción fuese beber unos chupitos de vodka pero finalmente como buenos niños descartamos esta vía de inspiración y: Ni vodka, ni relatos… hablamos de “guitarras de carpintero” y de “gorros de perro-oveja” entre otros interesantes temas, de manera que tuve la tarde libre como era el objetivo pero él no hizo los deberes y me sentí un poco culpable de ello… la historia quedó simplemente comenzada… aunque yo sí pienso continuar escribiéndola, en español, tal vez otra tarde en el Café Szafé y tal vez con un chupito de vodka, la historia que empieza: “Escribo en una pastelería, donde hace 7 meses estaba con la chica que no era mi novia.  No sé qué nos había llevado allí”.