Por fin estreno post en 2015.
En 2015 voy a pintar el 2 de enero a mi estudio, y el 3, el
4, el 5… En 2015, en Enero en Cracovia hace sol, llueve, nieva y todos estos
cambios me hacen pensar en que el año empieza con una especie de invierno que
imita una primavera loca, eso me da vida y me activa. Cada día una sorpresa meteorológica diferente.
Termino un cuadro, empiezo otro, desempaqueto mis viejos
óleos llegados desde mi pueblo manchego, ¿tiro por aquí o por allá?... no sé, en
2015 mejor pinta lo que te dé la gana y punto.
Cerca de mi casa me abrazo en Aleja a un bastidor de 90x120 cm.
que me ha costado encontrar. Lo tengo que sujetar bien fuerte porque los coches pasan volando. Mientras espero ante el paso de cebra toco el
bastidor y suena parecido a una especie de pandero marroquí que tiene mi amigo
en su casa. Lo puedo tocar y corroborar porque no hay en toda Cracovia un
semáforo que tarde más en ponerse en verde, tomo mi tiempo para acariciar el
bastidor y dar toquecitos, emitiendo una música tímida que se lleva el ruido
del tráfico por cinco o seis carriles.
En enero de 2015, me acuesto temprano y el día es largo, es
una yincana más agradable que en los meses atrás. Enero pasa despacio, saboreo
los detalles y planeo los días, me cunden, compro una agenda de 2015 en el
mercado de la verdura a unos señores que se empeñan en que sea ucraniana, por
mi acento, dicen y se ríen… en la agenda pego un corazón amarillo. Empieza el
año, los planes, los proyectos, otro año más en esta ciudad.